Preguntas Frecuentes

Existen dos tipos de esterilidad. En términos médicos la paciente estéril es aquella que tras un año de relaciones sexuales sin protección no consigue quedarse embarazada, este tipo de esterilidad es primaria, por otro lado, la esterilidad secundaria se presenta cuando la paciente ya ha tenido un hijo o más anteriormente, y tras un año de relaciones sexuales sin protección no consigue un embarazo.

Por otra parte, llamamos INFERTIL a la paciente que consigue quedarse embarazada pero no llega a tener ningún hijo porque habitualmente aborta.

Pero si nos preguntamos si a nuestros pacientes les preocupa si son estériles o no, la respuesta es que desde su punto de vista es el mismo problema porque ciertamente lo que les preocupa es “No poder tener un hijo sano en sus brazos a quien poder amar”.

Tanto la paciente estéril como la infértil se pueden tratar en las clínicas de reproducción
asistida. Con los nuevos estudios, los diagnósticos preimplantacionales y el estudio de la
receptividad endometrial, muchas pacientes que hace una década no podíamos ayudar, hoy en día las podemos embarazar. Incluso a veces con la medicación adecuada durante toda la gestación hacer que cumplan su “sueño” de tener un hijo sano, que también es el nuestro, es posible.

Personalmente creo que la paciente que ya ha tenido un aborto (de un embarazo de
reproducción asistida) en muchísimas ocasiones les tendríamos que ofrecer un estudio de “abortos de repetición” sin esperar a que tenga 2 o más abortos.

Son pacientes que acuden a nuestras clínicas “privadas” y tienen derecho a saber y decidir,
pues el coste de estos abortos no es igual que el de los abortos de gestaciones espontaneas.

A veces el camino no es fácil, y es largo, teniendo en cuenta el elevado costo económico y emocional, adicional, en este punto no sabríamos decir con exactitud en cuál de los dos tipos de paciente, las estériles o las infértiles, el porcentaje es mayor.

Lo que sí puedo afirmar, es que durante mis 20 años que llevo dedicada a esta apasionante profesión, cada novedad y cada nuevo descubrimiento hace que entendamos cosas que solíamos preguntarnos en el pasado y que nos surjan más preguntas en nuestro presente.

La esterilidad y la infertilidad la mayoría de las veces “se pueden curar” e incluso “prevenir” (o ¿acaso la vitrificación de ovocitos no será para “prevenir” una futura esterilidad?).

INSTITUTO DE REPRODUCCIÓN CEFER
https://www.institutocefer.com/

Cualquier tratamiento en medicina genera en los pacientes el temor a que sea doloroso. Y la Medicina Reproductiva no es la excepción.

Antes de abordar el tema debemos tener en claro 2 aspectos:

1. Todas las personas tenemos una diferente sensibilidad y umbral al dolor, por lo que la descripción de lo que se mencione a continuación será subjetivo de acuerdo a las características de cada paciente.
2. Ninguna de las distintas etapas que constituyen un tratamiento en fertilidad deberían generar un dolor importante y, si esto (rara vez) ocurriese, quizás podría ser signo de alguna complicación.

En Medicina Reproductiva, la Fertilización In Vitro (FIV) es el tratamiento más común y exitoso.

Analizaremos entonces los distintos pasos que la constituyen para intentar describir el potencial grado de dolor que una paciente podrá sentir en cada una de ellas.

Primera etapa: Estimulación hormonal ovárica.
Para poder realizar una FIV necesitamos obtener ovocitos maduros, y para ello los ovarios deben estimularse con hormonas (Gonadotrofinas) que se aplican durante un período que oscila entre los 8 y 13 días, de acuerdo a la respuesta individual de cada paciente, y durante los cuales se realizarán de 2 a 4 ecografías de control.

La aplicación de la medicación suele ser inyectable en forma de subcutánea, por lo que las pacientes pueden auto-administrárselas. El “miedo a las agujas”, tan común desde que somos pequeños, suele disiparse en cuanto se dan cuenta de que el “disconfort” momentáneo no suele pasar de una leve molestia en el momento de la aplicación.

Sobre los últimos días de estimulación, y sobre todo en aquellas mujeres con una importante respuesta multifolicular, puede aparecer una sensación de distensión abdominal que irá disminuyendo con el correr de los días después de realizada la punción ovárica.

Segunda etapa: Punción ovárica.
La captación de ovocitos se realiza a través de una punción folicular ovárica, bajo control ecográfico por vía transvaginal.

Este proceso tiene lugar en el quirófano y el anestesiólogo será el encargado de la sedación y analgesia de la paciente (con drogas que se administran por vía intravenosa) para que no sienta ningún dolor durante el mismo.

El procedimiento es ambulatorio, dura unos pocos minutos, y la paciente suele recuperarse y retornar a sus tareas habituales a las 24 o 48 horas después de un reposo domiciliario. Posterior a la punción suelen indicarse analgésicos como el Paracetamol o el Ibuprofeno que la paciente tomará en caso de ser necesario, ya que habitualmente los dolores son similares a los de una regla.

Tercera etapa: Transferencia embrionaria.

Llamamos “Transferencia” a la colocación de un embrión dentro de la cavidad uterina para su implantación. Una vez recuperados los ovocitos estos se fertilizan en el laboratorio, y luego de 3 a 5 días ya están en condiciones para su transferencia intrauterina.

Este proceso suele ser el menos molesto de todos los descritos. Consiste en colocar un espéculo para la visualización del cérvix uterino, similar a lo que se realiza para una toma de citología (Papanicolau), y con una cánula muy flexible bajo control ecográfico abdominal, se procede a la colocación del embrión dentro del útero.

En resumen: si bien algunos de los pasos que forman parte de una FIV podrían llegar a ser algo molestos (o levemente dolorosos), todos pueden ser manejados adecuadamente de manera simple y sin problemas, para que las pacientes sientan el menor discomfort posible en cada una de las etapas que lo componen.

CENTRO IREMA
Artículo redactado por el Dr. Guillermo Terrado
https://www.irema.org/es/

Se conoce como Fecundación in vitro (FIV) a la unión de dos gametos (óvulo y espermatozoide) con posterior cultivo y transferencia del embrión al útero, proceso producido en el laboratorio.

Este es el principal tratamiento para la esterilidad cuando otros métodos de reproducción no han tenido éxito.

Para realizar una FIV el primer paso es hacer una hiperestimulación ovárica para extraer la mayor cantidad posible de óvulos. A continuación, se puede proceder de dos maneras:

● Por FIV convencional, donde se incuban los óvulos y los espermatozoides juntos en una placa de cultivo.
● Por ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides) donde el espermatozoide es directamente introducido en el interior del óvulo mediante una micropipeta. Este procedimiento es el más indicado en pacientes con factor masculino severo (calidad anormal del semen).

La utilización de una u otra técnica dependerá de innumerables factores. Tras el examen y evaluación de los pacientes, los profesionales de la clínica decidirán cual es la más adecuada en cada caso.

La FIV se puede realizar con gametos propios o de donantes, siendo posible tanto la donación de óvulos como la de espermatozoides, así como la doble donación.

Independientemente de la técnica elegida, después de la fecundación los embriones se cultivan en el laboratorio durante algunos días (lo más habitual es que sea hasta el tercer o quinto día de desarrollo). El proceso finaliza con la congelación y/o transferencia de los embriones al útero a la espera de que se produzca el deseado embarazo.

CIRH
Artículo redactado por el Dra. Virginia Pérez Reig
https://www.cirh.es/

La tasa de éxito en un tratamiento de reproducción asistida depende en gran medida de tres factores: la edad de la mujer que se va a someter al tratamiento, las patologías previas que pueda tener y el tipo de tratamiento que se vaya a llevar a cabo.

Como explica el Dr. Gregorio Manzanera en el blog de su clínica, la edad de la mujer es un factor determinante en el éxito de los tratamientos de reproducción asistida. La edad no solo afecta a la capacidad natural de tener un hijo, si no también a la probabilidad de éxito en un tratamiento de reproducción asistida.

Las patologías previas que pueda presentar la pareja van directamente relacionadas con el tratamiento que se llevará a cabo. En función de estas patologías, la pareja se podrá someter a un tratamiento de inseminación artificial o un tratamiento de Fecundación In Vitro.

● Fecundación in vitro (FIV): En esta técnica, se fecunda un óvulo con un espermatozoide en el laboratorio para crear un embrión. Una vez desarrollados los embriones, se colocan en el interior del útero para que continúe su desarrollo. Si fuera necesario, se pueden utilizar óvulos o semen de donante lo que incrementaría las posibilidades de éxito de la técnica.
Con esta técnica se consiguen tasas de éxito que oscilan entre el 50- 60%, viéndose incrementadas notablemente en el caso de la donación de óvulos.

● Inseminación Artificial (IA): Con esta técnica, se colocan en el útero los espermatozoides previamente seleccionados de una muestra seminal. Pueden ser de la pareja o de un donante de semen anónimo.
Con esta técnica se obtienen unas tasas de éxito que oscilan entre el 15-30%.
Por otro lado, las posibilidades de éxito también aumentan con el número de tratamientos de reproducción realizados, alcanzando tasas del 90% tras 3 tratamientos de Fecundación In Vitro.

En resumen, toda paciente debe conocer sus posibilidades de éxito antes de someterse a un tratamiento de reproducción asistida para poder elegir el tratamiento adecuado.

La decisión sobre qué tratamiento es la mejor opción, varía para cada paciente. El equipo de profesionales del Centro Médico Manzanera te informaremos y te ayudaremos a decidir cuál es la mejor alternativa para tu tratamiento de reproducción asistida

Si te surge cualquier duda o quieres comenzar un tratamiento con nosotros, puedes contactar enviándonos un email a info@centromedicomanzanera.com o mediante los formularios de contacto de nuestra página web.

CENTRO MÉDICO MANZANERA
Artículo redactado por el embriólogo Daniel
https://www.centromedicomanzanera.com/

Si estáis planteando la posibilidad de un embarazo ya sea de manera natural o tenéis que recurrir a técnicas de reproducción asistida, existen una serie de recomendaciones básicas que pueden ayudar a conseguir vuestro sueño.

Muchos factores que influyen en la fertilidad y el éxito de los tratamientos no son modificables (por ejemplo la edad) sin embargo otros, está en nuestra mano cambiarlos. Y nos referimos a cambios en el ESTILO DE VIDA:

EL índice de masa corporal ( IMC) tanto en exceso como por defecto puede producir una disminución de la fertilidad, en la mujer así como en el hombre. Del mismo modo podría tener efectos en el embarazo una vez conseguido.

El ejercicio físico de alta intensidad aumenta los radicales libres y esto condiciona también una merma en las posibilidades de embarazo.

El estrés no está demostrado que produzca infertilidad, pero si que las parejas con infertilidad tienen altos niveles de estrés y esto puede aumentar los problemas sexuales de la pareja.

El tabaco afecta negativamente en la fertilidad tanto en el hombre como en la mujer, su efecto es dosis dependiente y puede persistir en el tiempo una vez superado el hábito. Además también puede aumentar las complicaciones durante el embarazo.

El consumo excesivo de café podría estar relacionado con las pérdidas gestacionales tardías y el alcohol puede afectar tanto al recuento de espermatozoides como a la recuperación y madurez de los ovocitos. Las drogas ilícitas como marihuana, cocaína y heroína pueden ser las responsables de disminución de calidad de las muestras de semen, así como ocasionar problemas durante el embarazo.

Los contaminantes ambientales tienen efectos negativos en la fertilidad, esto está ampliamente demostrado, aunque no se le puede atribuir esto a un único agente.

En resumen, las recomendaciones que podrían ayudarnos a mejorar la fertilidad son mantenerse en un peso adecuado, ejercicio físico regular aeróbico de baja intensidad, suprimir tabaco e ingerir con moderación alcohol y cafeína. Evitar el consumo de drogas y evitar en la medida de lo posible las exposición a contaminantes ambientales. Una dieta sana y equilibrada: rica en frutas y verduras que aportan elementos antioxidantes que contrarrestan los efectos negativos de los radicales libres, reducir la ingesta de harinas
refinadas, un consumo adecuado de proteínas animales para un adecuado aporte de hierro. Aumentar el consumo de pescado azul, que junto con las Nueces, son ricos en ácidos grasos omega 3. Se debe consumir lácteos a diario para garantizar un aporte adecuado de calcio.

En cuanto a la necesidad de suplementar con preparados farmacológicos- complementos alimenticios, se recomienda esta suplementación en la mujer con 0.4 mg / día de ÁCIDO FÓLICO comenzando 3 meses antes a la búsqueda de embarazo. Esta dosis debe ser mayor, 5.0 mg / día en el caso de que exista un hijo previo con defectos del tubo neural. Está demostrada la evidencia científica de esta medida en la reducción de la incidencia de defectos del tubo neural en la descendencia. La suplementación con YODO ofrece beneficios demostrados en el correcto desarrollo del cerebro fetal en lugares con deficiencia grave de yodo.

En cuanto al resto de micro y macronutrientes que se pueden suplementar podéis ver a
modo de resumen la tabla 1.

Suplementación oral en el hombre con ANTIOXIDANTES: en una revisión Cochrane de agosto de 2010, muestra aumentos estadísticamente significativo en la tasa de embarazo y en la tasa de recién nacido vivo en parejas con subfertilidad a las que se les realiza ciclos de reproducción asistida.

CENTRO GINECOLÓGICO DE LEÓN
Artículo redactado por la Dra. Beatriz Suárez Álvarez.
https://centrogine.es/

Bibliografía:
Protocolos SEF-SEGO: Estilos de vida y Fertilidad. Estudio dela pareja con
disfunción reproductiva.
Banco de Preguntas Preevid. ¿Existe alguna evidencia científica que sustente
el uso de suplementos alimenticios como tratamiento para la infertilidad
masculina secundaria a alteraciones en el seminograma? Murciasalud, 2012.
Disponible en http://www.murciasalud.es/preevid/19152
Showell M, Brown J, Yazdani A, Stankiewicz M, Hart R. Antioxidantes para la
subfertilidad masculina. Cochrane Database of Systematic Reviews 2011 Issue
1. Art. No.: CD007411. DOI:
10.1002/14651858.CD007411 [http://www.bibliotecacochrane.com/BCPGetDoc
ument.asp?DocumentID=CD007411] [Consulta: 21/08/2012]

En todos los centros de reproducción asistida nos encontramos con pacientes que no saben en qué momento deben acudir a una clínica de fertilidad.

Es muy frecuente que lleguen a la primera consulta tras intentar durante varios años el embarazo de manera natural. En estos casos la fertilidad disminuye por efecto de la edad de la mujer, afectando sobre el éxito del tratamiento y el tipo de técnica que podamos utilizar para conseguir el embarazo.

● Actualmente más de 70 millones de parejas tienen problemas de fertilidad (1).
● Aproximadamente el 25% de los casos, el diagnóstico primario es de infertilidad masculina, que además contribuye a otro 15%- 25% de los casos restantes y que no se diagnostican el 20% de los casos (2).
● Solo el 56% de las parejas infértiles buscan ayuda, recibiendo asistencia médica el 22% (3).

Los factores clave que contribuyen a estas lagunas son la existencia de barreras sociales y personales, los escasos conocimientos sobre la fertilidad y un acceso limitado al tratamiento y al reembolso.

La recomendación de cuando asistir a un centro de reproducción y realizar un estudio de fertilidad varía en función de las características de la pareja, pero teniendo en cuenta que cada pareja tiene una probabilidad del 25% de lograr un embarazo cada mes, y más del 50% de las parejas, sin patologías previas lograrán concebir un hijo en los 6 primeros meses y, la mayoría, conseguirán su objetivo en el primer año.

Podemos considerar que si se trata de una pareja sin patologías previas y menor de 35 años, el momento óptimo para solicitar una primera cita sería tras intentar conseguir el embarazo de forma natural durante un año.

Sin duda, la edad de la mujer es uno de los factores más importantes de la disminución de la fertilidad. La fertilidad de la mujer desciende con el paso de los años, en un proceso que se acentúa a partir de los 35 años. En el caso del hombre, es a partir de los 40 años cuando empieza a bajar de forma notable.

Por lo que en el caso de tener más de 35 años o existe alguna patología previa en alguno de los miembros de la pareja, este periodo se acorta y se recomienda acudir a una clínica de fertilidad a los 6 meses del inicio de las relaciones sexuales sin protección.

Es importante destacar que los tratamientos de reproducción asistida son eficaces. Según refiere un estudio danés actualmente se ha documentado:

● 69,4% de las parejas tratadas consigue concebir al menos un hijo en un plazo de 5 años, mientras que solamente el 6,6% de las parejas sin tratamiento lo consiguen (4). Esta eficacia aumenta cuando las pacientes tienen menos de 35 años, o lo antes posible si se tiene patologías previas por lo que es importante acudir a la consulta del especialista en los tiempos recomendados.

CENTRO IRAGA
https://www.iraga.net/es/

Bibliografía

1. Boivin J et al. International estimates of infertility prevalence and treatment seeking:
potential
need and demand for infertility medical care. Human Reproduction. 2007;22(6):1506-1512.
2. Collins J A. Evidence-based infertility: evaluation of the female partner. International
Congress
Series. 2004;1266:57-62.
3. Pinbourg A et al. Prospective longitudinal cohort study on cumulative 5-year delivery and
adoption
rates among 1338 couples initiating infertility treatment. Human Reproduction.
2009;24(4):991-
999.

Sí, lo son. La probabilidad de los niños de RA de desarrollar cualquier enfermedad es la
misma que la de aquellos concebidos de forma natural en casa. De hecho, los embarazos de reproducción asistida siguen los mismos controles y pruebas que cualquier otro embarazo y, una vez nacidos los niños, tienen los mismos controles pediátricos.

Como ejemplo, CREA Medicina Embrionaria publicó en ASEBIR 2013 un trabajo sobre
la valoración del desarrollo de niños provenientes de ciclos de transferencias de embriones
congelados en el cual los niños presentaban un perfil de desarrollo psicomotor dentro de la
normalidad.

Existen algunos artículos que describen un leve aumento de anomalías, pero estas se
asocian al perfil de pacientes en sí. Por ejemplo, la media de edad de las pacientes de
reproducción asistida es mayor que las que consiguen embarazo en casa. Con edades más
avanzadas existe mayor riesgo de alteraciones cromosómicas, como son el síndrome de Down o el síndrome de Edwards. A esto se suma que estas pacientes tienen también más riesgo de complicaciones en el embarazo debido a la edad, aumentando la probabilidad de partos prematuros y nacimientos de niños de bajo peso.

En caso de que exista un riesgo conocido que pueda afectar a los recién nacidos en
algún caso concreto, los profesionales asesorarán a las parejas y aconsejaran pruebas o
técnicas para minimizar ese riesgo.

Algunas de estas técnicas son el matching genético o el PGT. Cuando los dos miembros de una pareja son portadores de una mutación en el mismo gen, puede existir el riesgo de tener descendencia con una enfermedad. Con el matching genético podemos averiguar si una pareja comparte o no mutaciones. En el caso de compartirla, la pareja puede realizar un PGT (estudio genético preimplantación) de los embriones generados de manera que se seleccionarían aquellos sanos para esa enfermedad.

CREA VALENCIA
https://creavalencia.com/

En primer lugar, debemos tener en cuenta que no se considera que tengamos problemas de fertilidad hasta que no transcurre un año desde que se inicia activamente la búsqueda del embarazo.

Debemos ser muy conscientes que de forma natural el ser humano no logra tan fácilmente el embarazo. Las parejas sin problemas de fertilidad tienen 20-30% al mes de probabilidad de embarazo y un 85% de la población general logra el embarazo en el primer año de búsqueda.

Estas probabilidades se ven afectadas por múltiples factores como factores ambientales (obesidad, hábitos saludables, tabaquismo, …), edad del hombre (< 45 años) y de la mujer (<35 años), frecuencia de las relaciones sexuales (cada 2-3 días), estrés, etc…

Por todo ello, antes de pensar que tenemos problemas de fertilidad la recomendación es realizar una revisión ginecológica y consultar nuestras dudas con un especialista.

PROCREAR
https://www.procrear.es/

El cuerpo humano está diseñado para que con niveles altos de estrés disminuyan las posibilidades de que la mujer pueda quedarse embarazada; Se sabe que en épocas de guerras, escasez, o en situaciones críticas, los niveles de estrés aumentan produciéndose
entre otros, desequilibrios en el sistema neuroendocrino que no solo afectan al estado físico y emocional sino también a las tasas de fecundación y natalidad que disminuyen de forma considerable por un proceso evolutivo de adaptación y supervivencia, a razón del alto coste que supone el embarazo.

El estrés y la ansiedad son los responsables de muchos de los casos de infertilidad en las parejas que no consiguen quedarse embarazadas y afecta tanto a los hombres como a las mujeres. En muchos casos coexisten el estrés y la infertilidad, sin embargo, en la mayoría de estos casos es el resultado de la misma infertilidad y sólo en el 5% de los casos, el estrés es la única causa de la infertilidad. (J Schenker et al., 1992).

Para hacernos una idea de la influencia del estrés y la ansiedad en la reproducción, un estudio ha reportado que, en mujeres con altos niveles de biomarcadores de estrés y ansiedad en el periodo de preconcepción, se reducen en un 29% las posibilidades de que sus óvulos se fecunden de forma natural y se incrementa, además, el tiempo necesario para que se consiga el embarazo (Lynch et al.,2014).

En otros estudios se reportan además, como los niveles altos de estrés y ansiedad aumentan también el riesgo de abortos (Kolteet al., 2015; Lynch et al., 2018; Valsamakis et al., 2019).

Para las parejas que se someten a tratamientos de fertilidad los niveles de estrés pueden llegar a elevarse aún más, especialmente después de un ciclo fallido de FIV, ya que los procesos son difíciles a nivel físico, psicológico y económico, que pueden incluso hacer
que las mujeres sometidas a tratamientos de reproducción acaben abandonando dichos tratamientos, lo que indica el enorme estrés y frustración que aumenta durante el curso de los tratamientos. (Schröder et al., 2004; Pedro et al., 2017; Modest et al., 2018).

Las causas por las que altos niveles de estrés afectan negativamente a la fertilidad son debidos a que se producen cambios hormonales en el cuerpo al liberarse desde la glándula suprarrenal, niveles altos de adrenalina, conocida como epinefrina y de cortisol conocida como hidrocortisona, estas hormonas son necesarias para poder enfrentarnos a situaciones críticas incluidas las preocupaciones, los nervios y cambios emocionales en los que se requieren aportes extra de sangre y oxígeno, la adrenalina y el cortisol son las que nos permiten reaccionar ante situaciones límite.

La adrenalina viaja al cerebro y altera el buen funcionamiento de la hipófisis, del hipotálamo y de la glándula pituitaria (sistema neuroendocrino), que se encarga entre otras muchas cosas, de la producción de hormonas sensibles en los procesos reproductivos
tales como: la hormona luteinizante (LH) quien desencadena la ovulación en la mujer y la producción de testosterona en los hombres; la hormona foliculoestimulante (FSH) quien estimula la secreción de estrógenos; la hormona estimulante de la tiroides (TSH) relacionada con abortos espontáneos si existen valores altos de esta hormona y la Prolactina involucrada en la síntesis de progesterona en el cuerpo lúteo y en los procesos de ovulación, fecundación e implantación.

En la mujer las altas concentraciones de adrenalina provocan bloqueos hormonales, que alteran la liberación de LH y afectan la correcta ovulación o liberación del óvulo, además pueden verse alterados el desarrollo y la maduración ovocitaria, empobreciendo la calidad de los ovocitos. En los hombres las altas concentraciones de adrenalina alteran la producción de testosterona que afectan la producción y calidad espermática.

Altas concentraciones de adrenalina también aumentan los niveles de prolactina, hormona que también afecta a la ovulación y además se liberarán sustancias inflamatorias que actuarían en el útero y podrían afectar la fecundación, la implantación e inducir abortos.

Todo esto haría mucho más difícil la concepción y conseguir tener un recién nacido vivo en casa.

CLINICA AISA FIV
https://aisafiv.com/es/
Artículo escrito por la Dra: Dina Pabón.

BIBLIOGRAFÍA.

C.D Lynch, R. Sundaram, G.M Buck Louis. Biomarkers of preconception stress and the incidence of pregnancy loss. Hum Reprod, 2018. Apr; 33:728-735.

J. Schenker, D. Meirow and Eran Schenker. Stress and human reproduction. European Journal of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology,1992. 45;1-8
G. Valsamakis, G. Chrousos, G. Mastorakos. Stress, female reproduction and pregnancy. G.
Psychoneuroendocrinology. 2019 Review. Feb; 100:48-57.

A. M Kolte, L.R Olsen, E.M Mikkelsen, O.B Christiansen, H.S Nielsen. Depression and emotional stress is highly prevalent among women with recurrent pregnancy loss. Hum Reprod. 2015. Apr;30:777-82.

A.K Schröder, A. Katalinic, K. Diedrich, M. Ludwig. Cumulative pregnancy rates and drop-out rates in a German IVF programme: 4102 cycles in 2130 patients. Reprod Biomed
Online. 2004. May;8:600-6.

A.M Modest, L.A Wise, M.P Fox, J. Weuve, A.S Penzias, M.R Hacker. IVF success corrected for drop-out: use of inverse probability weighting. Hum Reprod. 2018. Dec;33(12):2295-2301. J. Pedro, M.P Sobral, J. Mesquita-Guimarães, C. Leal, M.E Costa,
M.V Martins. Couples’ discontinuation of fertility treatments: alongitudinal study on demographic, biomedical, and psychosocial risk factors. J Assist Reprod Genet. 2017.
34:217–224.

Hay que ser consciente de que la infertilidad es cosa de dos y por tanto es necesario el estudio integral de la pareja. En prácticamente la mitad de los casos de infertilidad está implicado el factor masculino y que su estudio se limite a un análisis seminal es completamente insuficiente.

En primer lugar, se realiza una anamnesis de ambos miembros de la pareja, con antecedentes familiares y personales e historia reproductiva. En ambos se valoran los hábitos tóxicos, consumo de drogas, exposición a contaminantes y/o radiaciones, infecciones previas y uso de fármacos.

Es importante solicitar a ambos el estudio del cariotipo para comprobar el número y la estructura de los cromosomas, ya que una alteración en el mismo puede no afectar al paciente pero sí a su descendencia.

En el estudio de la mujer empezaremos valorando los ovarios: su reserva ovárica, su funcionalidad, donde se diagnostican las alteraciones en la ovulación y ecográficamente la presencia de quistes u otras alteraciones anatómicas.

Valoraremos la permeabilidad de las trompas y ecográficamente el útero, donde se comprueba el correcto desarrollo del endometrio y la posible presencia de alteraciones como pólipos, miomas o malformaciones anatómicas.

También se realiza una valoración hormonal con especial importancia en hormona antimulleriana que se relaciona con la reserva ovárica, perfil tiroideo y hormonas de la ovulación.

En el estudio del varón, además del seminograma, donde se analiza la concentración de espermatozoides, su movilidad y morfología, es indispensable la valoración andrológica por un clínico, que investigará todo lo que pueda afectar a la calidad seminal y por tanto a su fertilidad pero sobre todo su objetivo va dirigido a minimizar el riesgo que estas alteraciones,
pueden suponer tanto para el paciente como para su descendencia.

Un seminograma alterado puede ser debido a infecciones/ inflamaciones como por ejemplo una prostatitis, a alteraciones genéticas como un número anómalo de cromosomas en los espermatozoides o que estos tengan su ADN fragmentado, o incluso un tumor o un cáncer.

El hacer un buen estudio previo, ayuda a decidir el tratamiento más adecuado y no siempre es necesario recurrir a las técnicas de Reproducción Asistida.

CREA VALENCIA
https://creavalencia.com/
Artículo escrito por la Dra. Carmen Calatayud

El miedo, el nerviosismo o la incertidumbre de como irá un tratamiento es normal que se presenten durante todo el proceso que estás viviendo. Una vez que sabemos que es natural
que estén ahí, se trata de que permanezcan el menor tiempo posible con nosotras, para lo que es bueno acudir a técnicas de respiración, de relajación, de visualización o de control de tus pensamientos y mensajes internos.

Eres una mujer valiente, luchadora y puedes atravesar momentos bajos a nivel emocional.

Es aquí cuando puedes aplicar estas técnicas que hemos mencionado anteriormente. Como
ejemplo de una de ellas, prueba a tumbarte con las manos en tu abdomen y toma aire lentamente por la nariz, sintiendo como tus manos se elevan cuando tu abdomen se llena
como un globo, para a continuación soltar el aire muy lentamente por la nariz o la boca (como sientas que es mejor para ti), observando cómo tu abdomen desciende como si se vaciara el globo. Repítelo unas 10 o 12 veces y verás cómo te sientes más tranquila.

TAHE FERTILIDAD
https://www.tahefertilidad.es/
Artículo escrito por la psicóloga Victoria Andreu.

En su clínica le indicarán el día y el método para diagnosticar si ha conseguido la gestación.

El momento en que debe hacerse el test de gestación en orina o la analítica dependerá de qué tratamiento se haya realizado (inseminación, FIV u ovodonación) y del número de días de desarrollo del embrión/embriones que le fueron transferidos.

En general, se considera que el nivel de Beta-HCG en orina puede detectarse con un test a los 15 días de una inseminación, a los 12 días de una transferencia de embriones en día 3 de desarrollo (estadio de células), o a los 10 días de una transferencia de embriones en día 5 (estadio de blastos), pero podría ser incluso unos días antes.

En algunos centros, y algunos pacientes, prefieren realizar la determinación directamente
en sangre lo que puede acortar esta espera algún día.

Es importante que no deje la medicación que se esté administrando hasta que se lo indiquen desde la clínica, sobre todo si el resultado se ha determinado con un test en orina, ya que no son raros los falsos negativos con estos test. Igualmente es importante no aplazar la visita a la clínica en caso de test positivo para poder diagnosticar si se trata de un embarazo intrauterino y con evolución normal.

CENTRO IERA
https://www.iera.es/

La dedicación de tiempo para los tratamientos de fertilidad es muy variable, pues va a depender tanto del tipo del mismo como de las características de cada paciente. En líneas generales podemos decir que resultará de la combinación de dos factores: de lo personalizado que sea el tratamiento, por un lado, y del estilo de trabajo del centro, por otro.

Si, por ejemplo, aplicamos protocolos generales en lugar de adecuarlos a cada paciente o pareja, tendremos más posibilidades de tener que hacer varios intentos, con el consiguiente aumento de esfuerzo y tiempo.

El tratamiento comienza con una buena planificación, tanto en los aspectos técnicos como establecer con detalle los diferentes pasos a seguir. En la mayoría de ellos la paciente deberá dedicar un tiempo todos los días para administrarse las hormonas; en algunos casos será solamente tomar unos comprimidos, pero en otros (como es en la inseminación artificial o en la fecundación in vitro), tendrá que pinchárselas debajo de la piel e, igual de importante, todos los días a la misma hora. Al principio puede resultar complicado, pero con la información y asesoramiento adecuados todo irá bien.

Evidentemente, todos los tratamientos precisarán de un seguimiento en consulta.

La frecuencia de éstas dependerá una vez más del tipo de tratamiento. Así, en la inseminación artificial suelen requerirse entre 3 y 4 controles; en la fecundación in vitro de 4 a 6, y en los tratamientos de preparación del útero (transferencia de embriones congelados, donación de óvulos o embriones), habitualmente no más de 1 o 2 consultas.

No suelen requerir más de 15 minutos. Muchos centros pueden ofrecer una amplia disponibilidad horaria que permita a las pacientes compatibilizarlo con su día a día, si bien en algunos momentos no será posible el seguimiento personalizado por el mismo médico.

El último paso (la inseminación, la punción de los ovarios o la transferencia del/los embriones), implica a varios profesionales (ginecólogo, biólogo, anestesista), y por ello tendrá que realizarse en franjas horarias más delimitadas. La duración de estos procedimientos es corta, apenas media hora, excepto para la punción ovárica que la mujer estará en observación durante 1-2 horas antes de marcharse. Igualmente, sólo tras ésta última la mujer deberá hacer vida tranquila el resto del día.

Y respecto al varón, en los casos que así sea, deberá acudir al centro el día de la inseminación o de la punción para entregar una muestra de semen. Excepto en dos situaciones: que dispongamos de muestras congeladas o que se haya realizado previamente una biopsia testicular. En este último caso, previamente el hombre habrá acudido a la consulta del urólogo y, en un segundo momento, se habrá realizado la biopsia, todo ello con antelación al tratamiento de fecundación in vitro que realizará la mujer. El procedimiento de la biopsia es equiparable a la punción ovárica en cuanto a duración y cuidados posteriores.

REPROFIV
https://reprofiv.com/
Artículo escrito por el Dr. Juan M. Martínez de María

Aunque en España no existe un límite legal para la aplicación de TRA la SEF, (Sociedad
española de fertilidad), no recomienda aplicar técnicas de reproducción asistida por encima de los 50 años, edad consensuada por la mayoría de los centros nacionales de reproducción.

Esta limitación se establece por motivos éticos y por los riesgos de salud materno fetal que implican las gestaciones a estas edades.

Existe además una limitación fisiológica en los ciclos con ovocitos propios, que viene determinada por el deterioro que estos ovocitos presentan a medida que transcurre la etapa reproductiva a partir de los 35 años y que, superados los 40 años, se traduce en un aumento de fallos de implantación o enfermedades genéticas.

Además, a partir de los 35 años y sobre todo por encima de los 40 años los embarazos se consideran de riesgo porque se pueden asociar con enfermedades como la HTA, diabetes, el parto prematuro etc… que suponen un riesgo para la madre y para el desarrollo del feto y pueden inducir a una mayor morbilidad en el recién nacido.

Según los rangos de edad de la mujer y salvo excepciones, las técnicas de reproducción que se aplican siguen unos criterios que vienen determinados por la reserva ovárica y la patología que determina la causa de esterilidad.

Así la inseminación artificial se recomienda hasta los 38-39 años siempre que el estudio
de esterilidad previo no contraindique su realización.

A partir de ahí y siempre que exista una buena reserva ovárica se puede aplicar FIV- ICSI
hasta los 43-44 años.

En general, a partir de los 40 años, la ovodonación, la donación de embriones o la utilización de ovocitos propios criopreservados en edades más tempranas de la vida fértil de la paciente, serán las técnicas que aportan mejores resultados.

CENTRO PINTADO
https://www.clinicapintado.com/
Artículo escrito por el Dr. J.M. Pintado Albo

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