El cuerpo humano está diseñado para que con niveles altos de estrés disminuyan las posibilidades de que la mujer pueda quedarse embarazada; Se sabe que en épocas de guerras, escasez, o en situaciones críticas, los niveles de estrés aumentan produciéndose
entre otros, desequilibrios en el sistema neuroendocrino que no solo afectan al estado físico y emocional sino también a las tasas de fecundación y natalidad que disminuyen de forma considerable por un proceso evolutivo de adaptación y supervivencia, a razón del alto coste que supone el embarazo.
El estrés y la ansiedad son los responsables de muchos de los casos de infertilidad en las parejas que no consiguen quedarse embarazadas y afecta tanto a los hombres como a las mujeres. En muchos casos coexisten el estrés y la infertilidad, sin embargo, en la mayoría de estos casos es el resultado de la misma infertilidad y sólo en el 5% de los casos, el estrés es la única causa de la infertilidad. (J Schenker et al., 1992).
Para hacernos una idea de la influencia del estrés y la ansiedad en la reproducción, un estudio ha reportado que, en mujeres con altos niveles de biomarcadores de estrés y ansiedad en el periodo de preconcepción, se reducen en un 29% las posibilidades de que sus óvulos se fecunden de forma natural y se incrementa, además, el tiempo necesario para que se consiga el embarazo (Lynch et al.,2014).
En otros estudios se reportan además, como los niveles altos de estrés y ansiedad aumentan también el riesgo de abortos (Kolteet al., 2015; Lynch et al., 2018; Valsamakis et al., 2019).
Para las parejas que se someten a tratamientos de fertilidad los niveles de estrés pueden llegar a elevarse aún más, especialmente después de un ciclo fallido de FIV, ya que los procesos son difíciles a nivel físico, psicológico y económico, que pueden incluso hacer
que las mujeres sometidas a tratamientos de reproducción acaben abandonando dichos tratamientos, lo que indica el enorme estrés y frustración que aumenta durante el curso de los tratamientos. (Schröder et al., 2004; Pedro et al., 2017; Modest et al., 2018).
Las causas por las que altos niveles de estrés afectan negativamente a la fertilidad son debidos a que se producen cambios hormonales en el cuerpo al liberarse desde la glándula suprarrenal, niveles altos de adrenalina, conocida como epinefrina y de cortisol conocida como hidrocortisona, estas hormonas son necesarias para poder enfrentarnos a situaciones críticas incluidas las preocupaciones, los nervios y cambios emocionales en los que se requieren aportes extra de sangre y oxígeno, la adrenalina y el cortisol son las que nos permiten reaccionar ante situaciones límite.
La adrenalina viaja al cerebro y altera el buen funcionamiento de la hipófisis, del hipotálamo y de la glándula pituitaria (sistema neuroendocrino), que se encarga entre otras muchas cosas, de la producción de hormonas sensibles en los procesos reproductivos
tales como: la hormona luteinizante (LH) quien desencadena la ovulación en la mujer y la producción de testosterona en los hombres; la hormona foliculoestimulante (FSH) quien estimula la secreción de estrógenos; la hormona estimulante de la tiroides (TSH) relacionada con abortos espontáneos si existen valores altos de esta hormona y la Prolactina involucrada en la síntesis de progesterona en el cuerpo lúteo y en los procesos de ovulación, fecundación e implantación.
En la mujer las altas concentraciones de adrenalina provocan bloqueos hormonales, que alteran la liberación de LH y afectan la correcta ovulación o liberación del óvulo, además pueden verse alterados el desarrollo y la maduración ovocitaria, empobreciendo la calidad de los ovocitos. En los hombres las altas concentraciones de adrenalina alteran la producción de testosterona que afectan la producción y calidad espermática.
Altas concentraciones de adrenalina también aumentan los niveles de prolactina, hormona que también afecta a la ovulación y además se liberarán sustancias inflamatorias que actuarían en el útero y podrían afectar la fecundación, la implantación e inducir abortos.
Todo esto haría mucho más difícil la concepción y conseguir tener un recién nacido vivo en casa.
CLINICA AISA FIV
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Artículo escrito por la Dra: Dina Pabón.
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